Hay historias que nacen con las manos en la masa, con recetas que huelen a hogar y con una fe tan grande como el deseo de compartir algo bueno.
Cortesía
Así comenzamos esta historia en 1990, en Morelia, con un nombre que muchos conocieron y aún recuerdan: Trico.
Durante más de dos décadas, Trico fue una panadería familiar, hecha con el alma.
Fue harina, madrugadas, hornos encendidos y vitrinas llenas de antojos. Pero, sobre todo, fuimos parte de la vida cotidiana de muchas familias.


Con el paso del tiempo, la vida nos llevó a tomar una difícil decisión: dejar atrás ese nombre tan querido que durante años nos representó.
No fue fácil. No se trataba sólo de una marca, sino de una historia construida con amor y esfuerzo.
Sin embargo, ese cambio también fue una oportunidad para regresar a lo esencial, a lo que realmente somos.
Con muy poco tiempo para decidir, elegimos avanzar hacia lo nuevo, con la intención de proteger todo lo que construimos hasta entonces.
Así nació Panoli:
Un nombre inspirado en un pan tradicional del norte de España y en dos elementos fundamentales: el pan y el aceite —pan y oli—.
Panoli representa todo lo que no cambió.
La calidad, el cariño, lo hecho a mano con pasión.
Cada pan, cada pastel, cada detalle continúa siendo una forma de decir:
“Estamos aquí para hacer lo que amamos.”


Desde 2016, Panoli ha crecido y evolucionado:
- Cuatro sucursales en Morelia.
- Panadería artesanal, con recetas reales y procesos tradicionales.
- Restaurantes con platillos selectos, que combinan lo gourmet con lo casero.
- Charcutería y tienda con selección de vinos y productos internacionales.
Panoli llegó para modernizarse, sin dejar de ser ese negocio familiar de siempre. Nos reinventamos cada día para ofrecer más sabor, más innovación, y la misma esencia de 1990. Panoli no es solo una panadería. Es una historia que sigue creciendo. Con un nombre nuevo, pero con el alma intacta.


