¿Alguna vez te ha pasado que te sientes perdido en el lugar en el que te encuentras?
Texto: Coach Hugo Jaramillo
@virtudheroica
¿Alguna vez te ha pasado que te sientes perdido en el lugar en el que te encuentras?
Déjame decirte que es más común de lo que pudieras pensar. Los seres humanos no somos máquinas que pueden mantenerse funcionando sin interrupción y sin cambio en sus estados de ánimo. ¡A todos nos pasa!
Hay días en los que no nos sentimos tan bien como otros. Y es natural que nos preguntemos – ¿Hay algún problema en mí? – No necesariamente. De hecho, te puedo decir que en la mayoría de las ocasiones es cuestión de enfoque. Es decir, el enfoque es lo que te permite mantenerte concentrado y motivado hacia tu objetivo. Cuando te desenfocas, se pierde de vista el propósito y entonces, te inunda esa sensación que suele describirse como “me siento perdido”, porque así es como se siente una persona que no sabe dónde está, porque no sabe hacia dónde se dirige.
Así que, te comparto el siguiente consejo que me ha resultado muy útil en situaciones en las que uno se pregunta ¿Vale la pena seguir? Le llamo las tres R: Reencuéntrate, Reenfócate y Reinicia.
Reencuéntrate, realizándote la siguiente pregunta: ¿Cuál es la razón por la cual comencé a hacer esto? Esto te ayudará a volver a conectarte con tu propósito inicial, el cual se suele ir perdiendo con la rutina y el ajetreo cotidiano.
Re enfócate, porque una vez que recuperaste la visión que tenías en un inicio, ahora es momento de incrementar su resolución, tal cual lo harías al tomar una imagen con tu cámara o teléfono celular. La nitidez de la visión ocasionada por el enfoque ocasiona que tu cerebro responda: a mayor claridad, mayor credibilidad y mayor la motivación.
Reinicia. Ahora que ya recordaste la razón de tu propósito inicial, y ahora que ya estás enfocado; lo que sigue es retomar donde te quedaste, solo que ahora eres mejor, más fuerte y más resiliente. Recuerda que, como decía Henry Ford “El fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo, solo que de una manera más inteligente”. Ahora lo sabes; el costo de ser perseverantes es nada en comparación con el elevado costo del arrepentimiento. ¡Tú puedes! ¡Siempre adelante!