Ya sea que vengas de visita o vivas en Morelia, estos cinco destinos te ofrecen una manera de conectar con la historia, la naturaleza y la gente de Michoacán de una forma profunda y genuina.
Texto: Emmanuel Marín
¿Ya conociste Morelia? Aquí te decimos a dónde ir después:
Morelia es ese tipo de ciudad que te recibe con los brazos abiertos y te deja con ganas de volver. Su arquitectura virreinal, sus atardeceres dorados sobre cantera rosa, su gastronomía y su vibra cultural la convierten en una parada obligatoria para cualquiera que esté explorando el centro de México.
Pero si ya caminaste por la avenida Madero, tomaste mil fotos frente a la Catedral, probaste las nieves de pasta y te enamoraste de la música de estudiantina que sale de los portales, entonces sigue…

Pátzcuaro: La esencia purépecha en su máxima expresión
Ubicado a solo 45 minutos de Morelia, Pátzcuaro es probablemente el pueblo más famoso de Michoacán y con razón. Aquí el tiempo se mueve más lento, las calles empedradas cuentan historias, y cada esquina tiene algo que ver o probar.
La Plaza Vasco de Quiroga, una de las más grandes y hermosas de México, es el corazón del pueblo. Rodeada de portales, cafés y tiendas de artesanías, es el lugar ideal para sentarse a observar la vida pasar.
Si vas en temporada de Día de Muertos, vivirás una experiencia inolvidable: las tradiciones purépechas cobran vida en altares, ofrendas, velas flotando en el lago y rituales llenos de significado. Pero incluso fuera de esa época, el lugar tiene magia todo el año.

Tip: Sube al mirador del Estribo Grande para una vista panorámica impresionante, y no te vayas sin probar los uchepos, corundas y el atole de grano.
Santa Clara del Cobre: Donde el arte se martilla a mano
A poco más de una hora de Morelia, entre montañas cubiertas de pinos, se encuentra este pueblo donde el cobre no solo es un metal: es una forma de vida. Desde tiempos prehispánicos, los artesanos de Santa Clara han sido reconocidos por su habilidad para mo ldear este material con técnicas ancestrales.
Caminar por sus calles es una experiencia sensorial: el sonido metálico de los talleres, el brillo de las piezas martilladas a mano, y el calor humano de quienes abren sus puertas para mostrarte cómo se crea arte con fuego y mazos.
Además del trabajo en cobre, Santa Clara tiene una plaza acogedora, una iglesia con detalles barrocos y pequeños cafés donde puedes pasar una tarde tranquila.

Tip: Visita el Museo del Cobre y si tienes suerte, coincide con el Concurso Nacional de Cobre Martillado una explosión de creatividad artesanal.
Tzintzuntzan: Ruinas, rituales y raíces
Su atractivo principal son las Yácatas, estructuras prehispánicas semicirculares únicas en Mesoamérica, ubicadas sobre una colina con vista al lago de Pátzcuaro. Ahí puedes caminar entre ruinas milenarias, sentir el viento sobre los campos y entender por qué los antiguos lo consideraban un lugar sagrado.
El Ex Convento de San Francisco también es impresionante, con frescos coloniales y un jardín de olivos traídos por los primeros evangelizadores.

Tip: Los sábados se instala un tianguis de artesanías y textiles tradicionales. También puedes comprar piezas de cerámica bruñida, típica del lugar.
Cuitzeo: Tranquilidad y reflejos sobre el agua
A solo 40 minutos al norte de Morelia, este Pueblo Mágico es ideal para una escapada relajada. Aunque su lago ha bajado de nivel en los últimos años, el paisaje sigue siendo encantador, sobre todo al atardecer, cuando el sol se refleja en los espejos de agua que quedan.
El principal atractivo es el Ex Convento Agustino de Santa María Magdalena, una joya del siglo XVI que conserva pinturas, retablos y patios que parecen sacados de una película. Pocas veces verás un claustro tan impresionante en un pueblo tan pequeño.

Tip: Si vas en coche, aprovecha para rodear parte del lago y visitar comunidades pesqueras como San Agustín del Pulque o Mariano Escobedo.
Tacámbaro: El “balcón” de Tierra Caliente
Un poco más lejos (a 1 hora 40 min aprox.), pero completamente valioso, Tacámbaro es uno de esos destinos que sorprenden por su diversidad. Está enclavado entre montañas, con un clima que cambia a cada rato: a veces cálido, a veces fresco y siempre verde.
Es conocido como el “Balcón de Tierra Caliente” por su ubicación en la transición entre el altiplano y la región cálida del estado. El pueblo tiene calles empinadas, plazas llenas de flores y un ambiente tranquilo y auténtico.
Puedes visitar la Laguna de la Magdalena, una pequeña laguna rodeada de árboles ideal para un picnic o una caminata. También hay balnearios naturales, miradores y restaurantes con cocina tradicional michoacana.

Tip: No te vayas sin probar el aguacate local de Tacámbaro; es uno de los principales productores del estado y pregunta por el tradicional “charape”, una bebida dulce artesanal.
¿Y ahora qué sigue?
Ya sea que vengas de visita o vivas en Morelia, estos cinco destinos te ofrecen una manera de conectar con la historia, la naturaleza y la gente de Michoacán de una forma profunda y genuina. Son lugares donde las tradiciones no están en vitrinas, sino vivas, en las manos de los artesanos, en los rituales, en los sabores de una cocina que ha resistido siglos.
Así que si estás pensando a dónde ir, la respuesta está muy cerca. Solo tienes que tomar la carretera y dejarte llevar por los caminos del corazón de Michoacán.