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Vinos de Playa para Amantes del Tinto: El arte de romper las reglas con estilo.

Un maridaje perfecto ocurre cuando dos elementos se entienden tan bien, que la armonía es inevitable.

Texto: Joanna Vallejo
@sommelieralacarta

Un maridaje perfecto ocurre cuando dos elementos se entienden tan bien, que la armonía es inevitable: un albariño con ceviche fresco, una ópera con champagne, o los pies hundidos en la arena mientras un rosado helado nos acaricia el paladar.

Sin embargo, hoy vengo más flexible que de costumbre, decidida a responder una de las preguntas más recurrentes que recibo de mis tinto lovers:

¿Cuándo se vale un tinto en la playa, incluso si estamos a 30º C?

La respuesta es: Más veces de las que crees… si eliges bien.

Un tinto ligero y fresco puede ser el mejor aliado en la costa. Piénsalo: Un Gamay de Beaujolais, un Nebbiolo joven del Piamonte, un Frappato siciliano, un Cinsault del sur de Francia, o un Pinot Noir, ya sea de Chile, Estados Unidos o de la misma Borgoña, pueden ser tan refrescantes como elegantes. Uno de mis favs ultimamente es un Icauna de Brew Wines y entra perfecto en este club. 

Momentos perfectos para abrir un tinto en la playa:

• Cuando el menú incluye platillos ahumados, carnes con cierta grasa o salsas ricas en tomate o estragón. 

• Si prefieres disfrutar la brisa desde una terraza con vista al mar, sin la logística de la hielera, la arena o el servicio impecable de copas de cristal. 

• Cuando no te tiembla la mano al enfriar tu tinto hasta 12 °C, 10 °C o incluso 8 °C. No pasa nada: en la copa se irá atemperando poco a poco, revelando nuevos matices.

• Si para ti el vino es más un ritual de placer que un protocolo rígido. Aquí no hay reglas inquebrantables: La experiencia y tu gusto manda.

Un tip extra: Busca tintos sin paso por madera. Esto garantiza mayor frescura, ligereza y expresión frutal, cualidades que se súper agradecen bajo el sol.

Hoy te escribo desde Ixtapa Zihuatanejo, escuchando las olas y entendiendo perfectamente ese antojo de tinto frente al mar. Porque al final, el vino es un lenguaje de emociones: a veces habla en notas florales, otras en aromas de frutos rojos o minerales, y siempre, si sabes escucharlo, te dirá cómo quiere acompañarte.

Tu siempre tropical, y cada día más abierta,

Sommelier a la Carta, Joanna Vallejo
www.sommelieralacarta.com

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