¿Se está reemplazando un hijo con un animal? ¿Veremos una baja en la reproducción humana global por culpa de los perrhijos/gathijos?
Texto: Desireé Gutiérrez
Foto: Cortesía
Entender uno de los mayores fenómenos sociales en las parejas sin hijos y adultos jóvenes solteros es crucial para intentar descifrar lo que será muy probablemente la dinámica familiar más practicada en próximos años.
Los mejores acompañantes y amigos de mucha gente, desde épocas antiguas fueron y siguen siendo los perros y gatos, animales predilectos en el ideal para la compañía, atención y cariño de sus dueños. Sin embargo, el vocablo “perrhijo” fue acuñado en México por ahí del 2011, haciendo referencia a una fiebre de personas tratando a su mascota como parte esencial de la familia, al punto de cuidar, educar y generar dinámicas o rutinas con ellos como las que tendría una madre/padre con un hijo; hasta el Consejo Nacional de Población ha declarado que, en los últimos 20años, los jóvenes son más proclives a adoptar mascotas que pensar en su descendencia.
El modelo de familia tradicional a pesar de ser replanteado por muchos grupos, las personas que lo ven como ideal, aun así, ponen en balanza lo que requieren para ella, tanto en inversión económica, estabilidad mental y emocional que puedan o estén dispuestos a brindar. ¿Se está reemplazando un hijo con un animal? No necesariamente. ¿Veremos una baja en la reproducción humana global por culpa de los perrhijos/gathijos? Tampoco.
El tener un perrhijo/gathijo puede ser tan caro como uno desee, pero sin duda nunca será tan costoso como lo que representa tener a otro ser humano en tu casa, y en eso las generaciones actuales tenemos las cuentas muy claras. Piña, mi perrhija tiene una vida envidiable; duerme, come, sale a correr con nosotros y es la perrinieta favorita de mi suegra.
No hay que desesperarse porque lleguen los nietos o sobrinos, en algunas parejas millenials o centenials que lo tienen en mira; créanme, sucederá cuando estén listos/as. Mientras alégrense de saber responsables a sus hijos o amigos con sus respectivos perrhijos y gathijos, y claro, cada que puedan también chuleen lo grandes y fuertes que están las plantas que tienen de mascotas acompañándolos en sus casas.
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