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Construyendo en Consciencia: Espacios con criterios de bienestar, sostenibilidad, resiliencia y cumplimiento.

No vale hablar de sostenibilidad mirando unidireccionalmente al planeta; el sector de la construcción en su totalidad debiera mirar la sostenibilidad volteando a ver las necesidades del individuo y de la sociedad de forma sistémica.

Texto: Edith Serrano
Imagen: Cortesía

Los orígenes de la arquitectura se remontan al periodo Neolítico, con el surgimiento del sedentarismo que dio paso a la necesidad de crear estructuras habitacionales y espacios para rituales. Estas estructuras fueron evolucionando de forma gradual, adquiriendo significados simbólicos, a la vez que comenzó a formar parte del lenguaje dinámico de la estructura social y las creencias de las comunidades que recién emergían.

La arquitectura fue adoptando una dimensión artística, transformándose en una forma de expresión de la estética y la creatividad humanas, además de su funcionalidad práctica; reflejando de forma fehaciente un momentum específico capaz de narrar de manera física una cultura, una temporalidad y geografía determinados.

Idealmente hablar de arquitectura, interiorismo y construcción debería sumergirnos en un mundo donde la creatividad habría de encontrarse frente a frente con la funcionalidad y donde el diseño de cada espacio debiera obedecer de forma integral e innovadora a las necesidades humanas individuales, comunitarias y ambientales actuales, vislumbrando a su vez el futuro a mediano y largo plazo.

En un mundo ideal, como muchas cosas, los espacios en donde nos desenvolvemos día con día deberían diseñarse de forma tal que los individuos pudiesen desarrollarse de manera integral, dentro de espacios que sean una fuente de bienestar, además de buscar que el impacto negativo hacia la madre tierra sea el mínimo.

Hablar de construcción en tema de impacto ambiental es hablar del 37% de las emisiones de carbono a nivel global, más de la tercera parte; llevándose la mayor responsabilidad el sector de materiales de construcción (concreto, acero y aluminio) quienes son responsables del 23% de estas emisiones. La pregunta a hacer aquí es ¿qué tanto hemos evolucionado realmente en el uso de técnicas constructivas y materiales de construcción en México? Te daré una pista, la cifra de las emisiones de carbono que el sector de la construcción produce actualmente se incrementa hasta un 50%, esto dicho por la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi). Dada esta cifra podemos deducir que en México nos falta mucho reducir el impacto ambiental en este sector.

“Crear espacios estéticos ya no es suficiente. Estamos obligados a evolucionar hacia la creación de lugares que fomenten la salud mental y física, promoviendo la conexión con la naturaleza, la inclusividad, la sostenibilidad y la eficiencia energética”.

 No vale hablar de sostenibilidad mirando unidireccionalmente al planeta, el sector de la construcción en su totalidad debiera mirar la sostenibilidad volteando a ver las necesidades del individuo y de la sociedad de forma sistémica. Con esto me refiero a que, como individuos estamos inmersos y nos desarrollamos diariamente en espacios, ya sea casa, departamento, oficina, escuela, vialidades, espacios de recreación, etc. Ya sean espacios públicos o privados, de trabajo o recreación estamos siempre en un espacio arquitectónico, y si el diseño y construcción de los espacios obedece más a intereses económicos que a ofrecer un diseño consciente y centrado en aportar al usuario una sensación de seguridad, confort, bienestar y sentido de comunidad; además de esto, podemos constatar que no se privilegia la manera de disminuir el impacto ambiental, es entonces donde el sector de la construcción en México se está quedando fuera de la línea evolutiva de la arquitectura.

En los últimos años se ha hablado, investigado y legislado sobre sustentabilidad, sostenibilidad, eficiencia energética, responsabilidad ambiental, innovaciones tecnológicas, entre otros términos que aluden a generar construcciones de bajo impacto para el planeta; sin embargo, en la realidad es poco lo que en México realmente se llevan a la práctica estos términos. Es, en ese punto donde no hay una concordancia entre lo que se legisla y lo que se practica. Es claramente evidente que frente a países como Noruega, Irlanda o Brasil cuyo enfoque de sostenibilidad y protección de los recursos naturales o Canadá y Australia cuya prioridad es crear espacios saludables, estamos rezagados en temas que van desde el diseño de espacios con un enfoque de bienestar hasta implementación de nuevas técnicas y tecnologías para la construcción y uso de acabados arquitectónicos sustentables y sostenibles.

Abordando el tema salud y bienestar, la Organización Mundial de la Salud ha pedido que se privilegie la salud mental y el bienestar de los individuos; bienestar que mucho tiene que ver con los espacios donde nos desarrollamos diariamente, dado que el 90% de nuestro día lo pasamos en interiores. Es aquí donde el diseño arquitectónico cobra relevancia, ahora mismo hablamos del término “diseño de bienestar” que pareciera novedoso y reciente, sin embargo, diversas culturas en la antigüedad ya practicaban este tipo de diseño. Ejemplo de esto lo encontramos en los paisajes urbanos de la antigua Grecia, donde la combinación armónica de templos, clínicas, residencias dedicadas al descanso reparador y teatros para el alivio cultural, espiritual y físico demostró una comprensión profunda de la interconexión entre el entorno construido y el bienestar humano. Los romanos reconocieron la importancia crucial de elementos como la luz, el viento y el agua en relación con las estructuras arquitectónicas, entendiendo que estos contribuyen a promover un estilo de vida saludable. En Oriente, las tradiciones de diseño chinas e indias han enriquecido la noción de bienestar arquitectónico a lo largo de los siglos. Prácticas como el feng shui en China y el vastu en India han colocado un énfasis especial en la armonización de los espacios con las energías naturales circundantes para fomentar la salud física y mental. Estas antiguas filosofías de diseño continúan inspirando y contribuyendo a la evolución del moderno enfoque en arquitectura de bienestar.

Ahora bien, la arquitectura de bienestar surge como una poderosa herramienta para mejorar la calidad de vida y el equilibrio general de las personas en todo entorno construido. 

En un escenario ideal, los entornos en los que nos desarrollamos a diario deberían concebirse con el propósito de brindar un espacio que promueva el bienestar de sus habitantes de forma integral, al tiempo que minimiza las repercusiones negativas sobre nuestro preciado hogar, la madre tierra; objetivos que bien podrían lograrse a la par de la generación de dividendos.

Como yo lo veo, la comodidad y las pocas o nulas ganas de implementar nuevas técnicas y tecnologías en la construcción impera. Es mucho más “fácil y rápido” hacer lo que siempre se ha hecho, pues implementar un cambio, ya sea en el ámbito administrativo de obra (uso de BIM, por poner un ejemplo), sumergirse en el aprendizaje de nuevos conocimientos sobre psicología, salud y bienestar o hacer uso de un nuevo material constructivo que impacte menormente el ambiente implica un esfuerzo adicional, esfuerzo que pocos han estado dispuestos a hacer, aunque a posteriori los beneficios sean mayores para todo el ecosistema constructivo y la sociedad en sí misma.

Dicho todo lo anterior, deseo hacer de tu conocimiento que este espacio editorial más que un fin crítico, tiene un propósito creativo consciente en el cual puedas encontrar información de actualidad y opiniones que te inviten a reflexionar y poner en perspectiva el quehacer profesional y los resultados que estamos teniendo como sector de la construcción; sí, leíste bien, sector de la construcción, porque no podemos hablar de mejora o evolución en tema de construcción solo abordando una arista de todos los lados que tiene este maravilloso sector. Aquí todos los actores de la construcción (arquitectos, ingenieros, interioristas, proveedor de materiales, albañiles, investigadores, por mencionar algunos), como yo les llamo, podemos generar pequeños cambios positivos en nuestro quehacer diario; pequeños esfuerzos que sumados en el tiempo y en el espacio pueden crear grandes impactos positivos, tanto para el planeta como para la sociedad misma.

Crear desarrollos de espacios públicos y privados, residenciales, laborales y comerciales con criterios de bienestar, sostenibilidad, resiliencia al cambio climático y cumplimiento de la normativa, debe ser el objetivo de las constructoras en el presente mirando hacia el futuro.

Con todo ello, no estoy generalizando, aplaudo a aquellos que están haciendo lo propio, y los invito a sumar voluntades, y para las generaciones vigentes de profesionistas del sector de la construcción que desean generar un cambio y un impacto positivo en su entorno, pongo sobre la mesa la pregunta: ¿Qué se requiere de mí para generar un cambio en el status quo de la construcción en México? ¿Qué estás dispuesto a hacer?

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