La vida está dispuesta a darte lecciones las veces que sean necesarias, y es que el tiempo pasa y pasa y me repito esta lección: tengo que escuchar a mi intuición.
Texto: Ana Karen Ocampo
IG: @ana_ogar
La vida está dispuesta a darte lecciones las veces que sean necesarias, y es que el tiempo pasa y pasa y me repito esta lección: tengo que escuchar a mi intuición. No es fácil porque yo soy una persona que absorbe el rechazo fatal, siempre busco evitar el conflicto y esto me lleva a ponerme en segundo lugar, o a decir que sí, cuando no quiero, terminando en situaciones peligrosas o poco sanas.
Recientemente, una experiencia me recordó (una vez más) lo mal que pueden salir las cosas cuando no sabes decir que “no”. Tenía un “amigo” que creía cercano y confiable, pero había una voz en mí que me decía que algo estaba mal. Ignoré mi intuición pensando y diciéndome a mí misma que exageraba; con el tiempo, esa voz interna se fue haciendo más fuerte e incómoda hasta que, finalmente, el golpe llegó. No fue una sorpresa, sino una confirmación de algo que había sentido desde el principio. Esta persona me hizo daño, y más allá de lo que hizo, lo que más me dolió fue darme cuenta de que lo vi venir, lo sentí y no hice nada.
Hace tiempo escuché que “no” es una oración completa y hoy vengo a comprobarla. Decir que “no” no es egoísta, es un acto de autocuidado; y ese “no”, no siempre es directo; a veces es alejarnos de lo que no nos hace bien, cortar lazos con quienes no respetan nuestros límites, no nos valoran, o simplemente no nos aportan algo lo suficientemente valioso.
Escucha y respeta tu intuición
No necesitas una gran traición para alejarte de alguien. Escuchar esa voz interna es esencial para evitar situaciones que nos drenan y nos alejan del bienestar. Si algo no se siente bien, eso es suficiente.
Perder un amigo duele, pero está bien. Tenemos que aprender a terminar una amistad de la misma manera que aceptamos el fin de una relación amorosa. No todas las personas están destinadas a acompañarnos por siempre, y no pasa nada. Cerrar ciclos, es una forma de respetarnos y honrar nuestro bienestar. Hay que decir “adiós” sin culpa, sin miedo al rechazo, priorizarnos a nosotros mismos es la mejor decisión que podemos tomar.